Que existe una relación entre la depleción de glucógeno muscular y la fatiga, y por tanto descenso del rendimiento, no lo pone en duda nadie; sin embargo, los mecanismos íntimos de relación causa-efecto de esta relación no están del todo clarificados. Recientemente, se ha publicado una excelente revisión en este sentido (Ortenblad y col, 2013; J Physiol 7-mayo). La utilización de la microscopía electrónica ha revelado que el glucógeno no está distribuido homogéneamente en las fibras musculares esqueléticas, sino que se localizan en áreas. Además, cada gránulo de glucógeno contiene su propia maquinaria metabólica, con enzimas glucolíticas y proteínas reguladoras. Existen acúmulos de glucógeno entre las miofibrillas en contacto con las proteínas implicadas en los procesos de excitación-contracción (actina, miosina, etc.) y en la liberación de calcio del retículo sarcoplásmico. Así, diferentes investigaciones han observado que la depleción del glucógeno localizado entre las miofibrillas, reduce la liberación de calcio del retículo sarcoplásmico, lo que inevitablemente se asociará a fatiga.
Estas investigaciones nos ayudan a entender mejor los procesos de fatiga muscular asociados al ejercicio, y refuerzan aún más la importancia de mantener niveles adecuados de glucógeno en los músculos esqueléticos. Si a pesar de estas evidencias, preferimos no ingerir apenas hidratos de carbono en nuestra dieta, será snob pero asociado a un bajo rendimiento.