La realización de ejercicio de alta intensidad conlleva variaciones en las distintas vías de los sistemas de coagulación, así, el ejercicio realizado más allá del máximo estado estable de lactato (MLSS) se asocia a una activación de la vía intrínseca de la coagulación, como demostramos hace años (Chicharro JL y col, 1994; Thrombosis Research 75: 251-7) al verificar un descenso del tiempo parcial de tromboplastina activada después de 30 min a intensidad superior a MLSS. Hay que considerar que existe una variación circadiana de la actividad fibrinolítica, de forma  que los niveles más bajos de actividad se encuentran en las primeras horas del día, mientras que por la noche se encuentran los niveles más elevados. También se sabe que la reactividad de la presión arterial en relación al ejercicio es mayor pos la mañana, y este hecho se ha relacionado con un mayor estrés intravascular después del ejercicio por las mañanas (Jones y col, 2009; Med Sci Sports Exerc 41: 1189-93), y potencialmente con una mayor resistencia ofrecida al paso de la sangre.

 
Estos datos deberían ser tenidos en cuenta en los programas de rehabilitación cardiaca, y en todos los pacientes son mayor susceptibilidad de padecer trombosis, de manera que el ejercicio realizado por la mañana puede potencialmente tener más riesgo que el realizado por la tarde/noche.