Hace tiempo escribí un artículo relacionado con las estrategias nutricionales a llevar a cabo en un periodo de lesión, o inmovilización del musculo, en concreto este, Estrategias nutricionales para minimizar la pérdida de masa muscular en deportistas lesionados.
Este artículo escrito por Alejandro Ocaña García se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.
Nutritional Support for Exercise-Induced Injuries
Introducción
La nutrición es uno de los métodos más prometedores para contrarrestar el impacto negativo de una lesión inducida por el ejercicio. Por ejemplo, una deficiencia de energía (calorías), proteínas y otros nutrientes deben ser evitados a toda costa, para una correcta recuperación. Las reclamaciones por la eficacia de muchos otros nutrientes en periodos de lesiones están a la orden, pero la evidencia es equívoca. Los resultados de una lesión inducida por el ejercicio pueden variar ampliamente dependiendo de la naturaleza de la lesión y su gravedad. Las lesiones suelen dar lugar a la cesación, o al menos una reducción en la participación en el deporte y la disminución de la actividad física (estimulo) . La inmovilidad del miembro puede ser necesario con algunas lesiones, lo que contribuye a la reducción de la actividad y la formación. Resumiendo brevemente, después de una lesión, se inicia una respuesta inflamatoria por naturaleza, dicha inflamación es natural, pero el exceso puede ser perjudicial, dada la importancia del proceso inflamatorio para la cicatrización de heridas, tratando de reducir drásticamente la inflamación puede no ser ideal para una recuperación óptima. Las lesiones severas provocan la inmovilización con el consecuente resultado de la pérdida de masa muscular y la reducción fuerza muscular de dicho miembro (atrofia muscular). La pérdida de músculo, es consecuencia de las reducciones en basales en la síntesis de proteína muscular (FRS) y la resistencia del músculo a la estimulación anabólica. Pues en este último punto, el balance energético es fundamental.
La evidencia reciente sugiere que la mitad del número total de lesiones puede ser considerada severa, lo que lleva a un promedio de> 3 semanas sin entrenamiento o competición [1]. Por lo tanto, las intervenciones que pueden aumentar la tasa de curación y disminuir el tiempo para volver al entrenamiento son importantes. Entre otras opciones utilizadas por los entrenadores, médicos y deportistas, el apoyo nutricional puede ayudar a mejorar la recuperación. Una gran cantidad de material se ha escrito sobre el tema de la nutrición de las lesiones inducidas por el ejercicio [2-4], pero muy poco se deriva de los estudios que examinan directamente estos temas. El objetivo de esta revisión es examinar y actualizar la evidencia en las estrategias nutricionales para apoyar la mejora de la recuperación y volver al entrenamiento y la competición. Dada la relativa escasez de información directa sobre la nutrición en relación a las lesiones inducidas por el ejercicio, me pondré a espigar lo que es posible según la visión de otros modelos, incluyendo el trauma, la cicatrización de heridas, inmovilización y estudios de reposo en cama.
La mayoría de las lesiones lo suficientemente graves como para dar lugar a la inmovilización y / o reducción de la actividad física puede considerarse que tiene dos etapas principales. Ambas etapas pueden estar influidos por la nutrición. La primera etapa es la fase de curación y recuperación. Inmediatamente después de una lesión, la herida comienza la curación. Es un proceso complejo que involucra tres fases, que se superponen: inflamación, proliferación y remodelación. La reparación ósea es similar a la del tejido blando, pero ligeramente diferente [2]. Esta etapa de curación puede implicar una actividad reducida o incluso la inmovilidad completa de una extremidad que dura desde unos pocos días hasta varios meses, dependiendo de la naturaleza y gravedad de la lesión [5]. La segunda etapa de considerar sigue el retorno a la actividad. Rehabilitación y aumento de la actividad, en general y para una extremidad inmovilizada, son típicos de esta etapa. Esta segunda etapa es mucho más claramente demarcada por las lesiones que implican la inmovilización, pero la transición entre las etapas es menos clara para otras lesiones. Por lo general, la recuperación completa y retorno a la función completa y entrenamiento se lleva más tiempo que el período de inmovilización [6]. La recuperación completa de algunas lesiones puede tardar incluso hasta varios años [7-9]. Por lo tanto, el apoyo nutricional puede ser crucial para disminuir la longitud de tiempo y reducir los aspectos negativos de la reducción de la actividad y la inmovilización, así como para apoyar el retorno a la actividad y la formación. Las recomendaciones nutricionales para aumentar el tamaño muscular y la fuerza durante la rehabilitación serían similares a otras situaciones de crecimiento muscular [10-14], el objetivo de esta revisión principalmente estará en la primera etapa de la lesión, es decir, la curación de heridas y la actividad reducida o inmovilización. La mayor parte de esta revisión aborda lesiones que requieren inmovilización y reducción de la actividad física, pero también habrá discusión de nutrición para otras lesiones menores.
Inflamación
Durante la primera etapa después de una lesión, se inicia una respuesta inflamatoria. La respuesta inflamatoria inicia la activación de muchos procesos, los cuales son cruciales para una curación óptima [15, 16]. Esta inflamación puede durar unas pocas horas hasta varios días dependiendo del tipo y gravedad de la lesión [17]. Un objetivo muy citado de la nutrición después de la lesión es reducir, o incluso suprimir, la respuesta inflamatoria. El exceso de inflamación es, por supuesto, contraproducente para la curación. Sin embargo, dada la importancia del proceso inflamatorio para la cicatrización de heridas [17], una drástica reducción de la inflamación no puede ser ideal para una recuperación óptima. La mayoría de las lesiones inducidas por el ejercicio, especialmente en los deportistas y atletas sanos, no serían lo suficientemente graves como para que la inflamación sea un problema [17]. Por lo tanto, las intervenciones nutricionales destinadas a reducir la inflamación [18-20] pueden estar contraindicadas. Pues la consideración cuidadosa del enfoque adecuado para la gestión de la inflamación es importante para la recuperación óptima de una lesión.
Lesiones que involucran Inmovilización y / o reducción de la actividad física
Lesiones de suficiente gravedad pueden dar lugar a una obligada inmovilización y un descanso de las extremidades y / o en cama que conduce a una reducción drástica de los niveles de actividad física, que contienen ramificaciones negativas obvias. Ya que el desuso de un miembro da resultados como la pérdida de masa muscular de ese miembro, como una reducción de la fuerza muscular y la función contráctil [6, 21-24]. Por otra parte, se ha estudiado que la inmovilización es perjudicial para la estructura del tendón y su función [25]. Se puede observar que la pérdida de músculo es sustancial en tan sólo 5 días de desuso [24]. Anteriormente se informó que las mediciones metabólicas en el músculo sugieren que el tejido muscular se pierde con solamente 36 h de inactividad [26]. Por otra parte, Reich et al. [27] informó de cierta expresión de genes alterados con 48 h de desuso muscular. Por lo tanto, incluso lesiones que resultan en un desuso muscular a corto plazo pueden tener consecuencias metabólicas negativas. Es evidente que las medidas nutricionales que pueden influir en la respuesta del músculo y en el tendón inmovilizado.
El mecanismo metabólico para los cambios en la masa muscular es el equilibrio neto de proteínas musculares (NBAL), es decir, el equilibrio entre la tasa de síntesis de proteínas musculares (MPS) y descomposición o el conocido efecto refractorio (MPB). En particular, el tamaño y la fuerza muscular se pierden cuando hay saldo negativo entre MPS miofibrilares y MPB. Es decir, para que todos me entiendan, el tejido muscular se pierde durante cualquier período de tiempo que haya mayor período de NBAL negativo, que los períodos de NBAL positivo. Como por ejemplo, Durante el desuso muscular, la basal, es decir, en reposo y en ayunas, la tasa de MPS es disminuida, es decir, no hay estimulo, por lo tanto no hay gran síntesis proteica MPS [21, 23, 28].
Se ha visto que después de 14 días de reposo en cama estricto, la medición dinámica de MPB se disminuyó, aunque en menor medida que MPS [21]. Por lo tanto, después de 14 días la disminución de MPS fue mayor que la de MPB que conduce a un NBAL negativo y pérdida de masa muscular. En la actualidad existe evidencia preliminar e indirecta de la MPB en la que nos dice que puede aumentar durante los primeros días de inmovilidad [24, 29, 30]. Estos datos sugieren que es posible que un aumento transitorio en MPB contribuye a la pérdida de músculo, después de la inmovilización de algún miembro [31, 32]. Por otra parte, hay pruebas convincentes de que los marcadores estáticos, indirectos de MPB no representan el metabolismo muscular dinámico [33]. Por lo tanto, las conclusiones sólidas sobre la importancia de MPB para la pérdida de músculo durante la inmovilidad del miembro son insuficientes. Sin embargo, parece claro que la disminución de MPS es el principal mecanismo metabólico detrás un NBAL negativo y la atrofia muscular por desuso [28].
También tengo que aclarar que la pérdida muscular no es la única consecuencia negativa de una inactividad física. Por ejemplo la función oxidativa mitocondrial muscular y la flexibilidad metabólica se deterioran con el desuso muscular. Y diréis… ¿qué son?
La función oxidativa mitocondrial, brevemente es el proceso por el cual el cuerpo genera ATP, usando y desplazando los ácidos grasos a las mitocondrias celulares del tejido muscular.
Flexibilidad metabólica, brevemente es la capacidad que tiene nuestro organismo para cambiar de sustrato energético según la energía que demande, o según el carácter del ejercicio que estemos realizando.
Pues algunos de estos cambios ocurren tan pronto como a las 48 h tras el inicio de inactividad. Casi se ven afectados todos los aspectos de la función mitocondrial [31]. Es bien sabido que el desuso muscular conduce a la resistencia de la insulina [42, 43]. Por otra parte, la simple reducción de la actividad de los músculos durante 2 semanas puede conducir a la disminución de la sensibilidad a la insulina del músculo [28]. La reducción de la proteína trasporte, la conocida como (GLUT4) se ve ralentizada, en el músculo inmovilizado, este fenómeno probablemente contribuye al impacto perjudicial sobre el metabolismo de la glucosa [44]. Estos cambios adversos en el sistema oxidativo muscular y la función metabólica durante la inmovilización, son más evidencias del impacto perjudicial que puede acarrear una reducción de la actividad muscular o inmovilización después de una lesión.
Apoyo nutricional para lesiones que involucran Inmovilización y / o reducción de la actividad
Hay muchos nutrientes y estrategias nutricionales que se han propuesto para ayudar a mejorar el impacto perjudicial en una inmovilización muscular y / o disminución de la actividad después de una lesión. Pero la realidad es que sólo unos pocos estudios realmente han investigado directamente estas cuestiones [2, 3]. Una consideración completa de todos los nutrientes reclamados para conferir beneficios durante la pérdida de músculo está más allá del alcance de esta revisión. Por lo tanto, la discusión se centrará en los fundamentos y pruebas para el uso de los nutrientes más evaluados hasta la fecha.
La más importante consideración nutricional durante la actividad muscular reducida y / o inmovilidad es evitar deficiencias de nutrientes, esto es básico. Las deficiencias de energía, vitaminas, minerales y macronutrientes, particularmente proteínas perjudicará la cicatrización de heridas y probablemente exacerbara la pérdida de masa muscular, tendones como su función. Obviamente es poco probable que un deportista sufra desnutrición, pero en periodos de lesiones hay que tomar decisiones especiales o particulares para optimizar la recuperación y volver a los entrenamientos lo antes posible.
Energia
El consumo de energía es un componente crítico de cualquier plan de nutrición para la recuperación óptima de una lesión que conlleva una inmovilización y reducción de la actividad. Sin embargo, las recomendaciones para la ingesta de energía pueden no ser tan obvias como muchos podrían creer. Mientras que la ingesta de energía durante cortos períodos de inactividad tiende a ser mayor que el gasto calórico, durante períodos prolongados de reducción de la actividad, la ingesta de energía coincide con el gasto de energía [45]. Teniendo en cuenta que el gasto de energía es casi seguro que se reducirá con una reducción del entrenamiento y la actividad diaria, una decisión consciente de reducir drásticamente el consumo de energía es la elección intuitiva que mucha gente suele pensar, “a menos entrenamiento, menos alimento”. Por lo tanto, para evitar el aumento de la grasa corporal y la masa total, los atletas lesionados, como era de esperar, tienden a disminuir el consumo de energía.
La magnitud de cualquier disminución en el gasto de energía después de una lesión con una inmovilización muscular es probable que no sea tan grande como uno mismo lo piensa al principio, esto lo digo desde la experiencia, al igual que suele pasar muy a menudo, el pensar que gastas muchas más calorías diarias como las que realmente gastas, o en un mismo ejercicio. Volvamos al tema, y vayamos a lo importante. Durante el proceso de curación, el gasto de energía se incrementa, sobre todo si la lesión es grave [48]. El gasto de energía se puede incrementar en un 15% hasta 50%, dependiendo del tipo y la gravedad de la lesión. Por otra parte, puede ser necesario considerar el costo energético del estado del atleta, por ejemplo, si está usando muletas. Si un atleta debe usar muletas, el gasto de energía se aumenta de dos a tres veces [47]. Por lo tanto, el gasto total de energía no puede disminuir tanto como uno se lo imagina a simple vista, sobre todo si el atleta no restringe voluntariamente el movimiento durante la recuperación.
Por lo tanto, conseguir un equilibrio de energía durante la recuperación de la lesión es fundamental, ya que si el gasto calórico por parte de tu cuerpo se ve incrementado para lograr una correcta recuperación y reparación del tejido muscular lesionado, con una reducción de esa energía se verá afectado y perjudicaría la recuperación del atleta. Por otro lado, si esa restricción de la ingesta de energía es demasiado severa, la recuperación es casi seguro que será más lenta debido a las consecuencias metabólicas negativas. Por ejemplo, el balance energético negativo va a interferir con la cicatrización de heridas [48] y exacerbar la pérdida muscular [49, 50]. Ya que la MPS es un proceso energéticamente costoso. Se ha estimado que un hombre musculoso gasta ~ 500 kcal por día en MPS, incluso sin la consideración de la actividad física [51]. Dado que la disminución de la síntesis de las proteínas miofibrilares es el principal contribuyente metabólico a la pérdida de músculo, si se mantiene, este déficit de energía se traducirá en pérdida acelerada de masa muscular [49]. Además de que se desacelerará la curación de heridas. Mucho cuidado se debe de tener a la hora de planificar una alimentación, debemos asegurarnos haya suficiente energía en nuestro proceso de rehabilitación de esa lesión.
Por lo tanto, está claro que hay que evitar un balance energético negativo, pero también tengo que decir, que un gran balance energético positivo también es indeseable para la curación y la recuperación óptima. Se han visto resultados positivos de un superior balance energético, en un aumento de la masa corporal magra (BM) en los seres humanos sanos [54]. Por lo tanto, puede ser considerado como bueno sugerir un balance positivo de energía durante la inmovilización, incluso teniendo en cuenta un pequeño aumento en la grasa corporal. Sin embargo, hay evidencia de que un balance energético positivo en realidad acelera la pérdida muscular durante la inactividad, lo más probable a través de la activación de la inflamación sistémica [55]. Sin embargo, estos datos provienen de un estudio de reposo en cama, y no está claro cuánto se incrementa la inflamación sistémica con la inmovilidad de las extremidades. Por otra parte, el exceso de energía con actividad reducida conduce a disminución de la sensibilidad a la insulina y alteraciones en el músculo y el metabolismo adiposo [56]. Por lo tanto, una cuidadosa evaluación del balance energético a través de técnicas como la calorimetría indirecta, tanto durante el período de inactividad y la rehabilitación puede ser la estrategia óptima. También es posible que la energía, per se, no puede ser el factor más importante a considerar. La composición de macronutrientes de la energía puede ser un factor operativo. La evidencia reciente sugiere que el exceso de los lípidos disminuye la sensibilidad a la insulina y deteriora la respuesta de MPS a los aminoácidos [57]. Así que, tanto la energía y como los macronutrientes deben ser considerados con mucho cuidado. Si se justifica la reducción de la ingesta de energía, la ingesta de proteína, dosis y tipo de la misma, además de opciones de baja densidad de energía, como las verduras deben tenerse muy en cuenta [58]. En resumen de este punto, es que, el Balance de energía debe ser el objetivo PRIMARIO durante la inactividad y / o inmovilización debido a una lesión.
Proteína y aminoácidos
El macronutriente más prominente asociado con el apoyo nutricional para las lesiones que involucran la inmovilidad es la proteína. Primeramente por su papel de vital importancia en la MPS, sin él, no hay recuperación del tejido muscular, ni crecimiento. Dada una reducción en la ingesta total de energía, si la ingesta de proteínas se mantiene proporcional, una reducción absoluta de la ingesta de proteínas es probable. Claramente, la ingesta insuficiente de proteínas impedirá la curación de heridas y aumentará la inflamación a niveles posiblemente perjudiciales [59, 60]. Dado que los resultados de la pérdida de masa muscular como de la disminución de la síntesis de las proteínas miofibrilares [23], y los procesos de curación son muy dependiente de síntesis de colágeno y otras proteínas [15], la importancia de la proteína debe ser obvia. Por otra parte, la reducción en la ingesta de proteínas, por sí mismo, puede tener un impacto perjudicial sobre el metabolismo del músculo, incluso si el consumo total se mantiene cerca de la cantidad diaria recomendada (1,8 o 2.2 g de proteína / día / kg BM). Esta interrupción puede ser particularmente evidente si la ingesta de proteínas habitual es alta, por ejemplo, > 1,5 g de proteína / día / kg BM. Una disminución drástica en la ingesta de proteínas, llevaría a un balance negativo de nitrógeno [61]. Durante el balance energético negativo, esta pérdida de nitrógeno es casi seguro que a partir del músculo, es la vía más rápida para nuestro cuerpo [52]. Recientemente se ha demostrado que los atletas que consumen ingestas relativamente altas en proteínas (~ 2,3 g de proteína / día / kg BM) habían conseguido reducir la pérdida muscular durante los períodos de balance negativo de energía en comparación con los atletas con ingestas proteicas bajas (~ 1,0 g / día / kg BM) [50]. Por lo tanto, puede ser que la ingesta de proteínas relativamente altas, es decir,> 2,0 g de proteína / día / kg BM, son necesarias para evitar la pérdida de músculo.
Otros factores relacionados con la proteína se deben considerar, además de la cantidad absoluta de la ingesta de proteínas. El patrón de consumo de proteínas en términos de tiempo y la cantidad en cada comida es un factor importante, es decir, el “timming nutricional”. La importancia de la ingesta de proteínas se deriva de la hiperaminoacidemia resultante y aumento de la MPS [63, 64]. En el músculo sano, vivo ~ 20-25 g (0,25-0,30 g / kg BM) en una dosis de proteínas maximiza la respuesta del MPS, tanto en reposo y como en el músculo entrenado [64, 65]. Sin embargo, dada la aparición de resistencia anabólica con la inmovilidad y la reducción de la actividad [23, 34, 35], es probable que la cantidad de proteína en cada dosis necesaria para estimular al máximo la MPS (síntesis proteica) en el músculo inmovilizado se incrementará [66]. Por otra parte, la respuesta general de la MPS durante todo el día se optimizará cuando esta cantidad de proteína se extiende igualmente sobre el día, es decir, que la ingesta sea continua y especiada [67, 68]. Este patrón de ingesta de proteínas uniformemente espaciadas es marcadamente diferente del patrón habitual utilizado por la mayoría de los atletas [69, 70]. Así que, mientras que el impacto del patrón de comida en la respuesta del MPS durante la actividad reducida se desconoce, parece prudente recomendar que los atletas deben planificar su patrón de alimentación para optimizar MPS y aminorar la pérdida de proteína muscular.
La respuesta de la MPS a la ingestión de proteínas procede del contenido de los EAA de la proteína, es decir, aminoácidos no esenciales [71, 72]. Por lo tanto, la suplementación EAA ha sido recomendada para el apoyo de la pérdida muscular durante el desuso muscular después de una lesión. Durante reposo prolongado en cama [73] y la inmovilización conjunta [74], la suplementación EAA se ha demostrado que reduce la pérdida de masa muscular y la fuerza. Sin embargo, la dosis es muy dependiente del efecto positivo de los EAA. Las dosis más pequeñas de EAA no lograron evitar la pérdida muscular durante el reposo en cama [75]. Los voluntarios en este estudio estaban en balance energético negativo. Por lo tanto, no está claro si la dosis más pequeña de EAA puede haber sido más eficaz durante un balance de energía positiva. Por otra parte, a diferencia de muchas otras intervenciones propuestas, se ha producido la medición directa de la pérdida de músculo con la suplementación de EAA después de una lesión. El Dr.Dreyer et al. [76] demostraron que 20 g de EAA ingerida dos veces al día entre las comidas durante 1 semana antes y 2 semanas después de una artroplastia de rodilla mejoró de una manera total la recuperación en los pacientes de edad avanzada. Por supuesto, no es seguro que los atletas lesionados experimentarían una respuesta similar a la ingestión de EAA después de la lesión. Así que, mientras que no haya una gran literatura al respecto, hay por lo menos alguna evidencia de la eficacia de los suplementos de EAA durante la inmovilización. Por otra parte, no está claro si la suplementación EAA es más eficaz que el consumo de proteínas enteras que contienen la misma cantidad de EAA, (ejemplo, una comida completa o un batido de proteína de suero). Dado el costo (y sabor) de suplementos de EAA, se pueden preferir las proteínas enteras.
El potencial de la suplementación EAA destinado a mejorar la pérdida de músculo durante el desuso puede atribuirse aminoácido ramificado, Leucina. Desde hace ya años, la literatura reciente sobre nutrición deportiva nos ha enseñado el papel de la leucina en la recuperación del tejido muscular como la construcción del mismo. Por suerte, hoy en día, ya podemos saber que es el encargado de activar la diana mTOR, entre otras importantes funciones. [77, 78]. Por otra parte, la evidencia reciente sugiere que la ingestión de leucina aumenta la síntesis proteica MPS, en los seres humanos [79]. Por lo tanto, el uso de leucina para mejorar la pérdida de músculo a menudo se recomienda entre medicina deportiva [80]. Sin embargo, el impacto de la leucina en MPS humanos y la pérdida de masa muscular durante el desuso son menos clara. La leucina ha demostrado tener efectos bastantes beneficiosos para restaurar la MPS durante un deterioro [81, 82] y aminora la pérdida muscular durante la inmovilización [83]. Por otra parte, la administración de suplementos de aminoácidos de cadena ramificada atenuó la pérdida de nitrógeno durante el reposo en cama, pero no afectó a la MPS [84]. Sin embargo, es posible que la leucina puede ser más eficaz mediante la superación de la resistencia del músculo a la estimulación anabólica. En un estudio la MPS se midió en estado de ayuno en sujetos que estaban de reposo en cama [84], así que no había ninguna evaluación del impacto de la leucina sobre la resistencia anabólica. En los seres humanos de edad avanzada, el aumento de la cantidad de leucina restauró la respuesta de la MPS [85, 86]. Además, la ingestión de leucina aumentó la utilización de los aminoácidos ingeridos por la MPS [87]. Por lo tanto, la leucina podría desempeñar un papel importante en situaciones con una restricción de energía y la ingesta de proteína, tal como ocurre en periodo de lesión. Sin embargo, también hay efectos negativos potenciales con el uso de la suplementación de leucina en dosis altas. Por lo tanto, se recomienda precaución antes de hacer recomendaciones para la suplementación de leucina en desuso muscular. Claramente, la evidencia es intrigante y esta intervención debería tenerse bastante en cuenta.
Otros nutrientes
La verdad es que hay una justificación teórica en la eficacia de un mayor consumo de diferentes nutrientes distintos durante la inmovilización o la reducción de la actividad después de una lesión. Estos nutrientes podrían ser, ácidos grasos, creatina, omega-3 y antioxidantes. Una vez más hay que destacar que las deficiencias de estos nutrientes, y otros, podría deteriorar la cicatrización de heridas y obstaculizar la recuperación del atleta. Sin embargo, la evidencia de que la suplementación de nutrientes podría mejorar la recuperación de una lesión, por desgracia, es bastante escasa.
Todos sabemos que la suplementación con creatina, una de las ayudas ergogénicas más antiguas y estudiadas, es ampliamente utilizada para mejorar las ganancias musculares durante el entrenamiento con ejercicios de resistencia [88]. Además, la suplementación con creatina ha demostrado el poder de contrarrestar los trastornos degenerativos del músculo [89]. Sin embargo, la evidencia para el uso de la creatina para contrarrestar la pérdida de músculo durante la inmovilidad no está del todo claro. Por ejemplo en un estudio de hace bastante tiempo, la suplementación con creatina durante 2 semanas de inmovilidad de los miembros inferiores en voluntarios sanos no disminuyó la pérdida de masa muscular o fuerza [90]. Por otra parte, la fuerza muscular no mejoró con la suplementación con creatina después de una artroplastia total de rodilla [91]. Aun así en otro estudio, la atrofia muscular en el músculo del brazo inmovilizado se disminuyó con la suplementación con creatina [92]. Por lo tanto, ¿podría ser que el tejido muscular brazos y piernas respondiesen de manera diferente a la suplementación con creatina durante la inmovilidad? . Además, la suplementación con creatina hizo prevenir una disminución en el contenido de GLUT4 durante la inmovilización, pero aumentó a una mayor extensión que el placebo durante la rehabilitación [44]. Por lo tanto, a pesar de las preguntas sobre el impacto en la atrofia muscular, la creatina puede tener un impacto positivo en los deterioros oxidativos musculares observados durante desuso muscular [31, 42-44]. Durante la rehabilitación después de la inmovilidad, la suplementación con creatina resultó en una mayor tasa de crecimiento y en un aumento de la fuerza muscular en comparación con el placebo [90]. Por lo tanto, la eficacia de la suplementación con creatina para el aumento de la hipertrofia muscular parece ser un hallazgo consistente, pero la realidad es que los resultados de las investigaciones sobre la creatina y la atrofia muscular son más ambiguos.
Los ácidos grasos omega-3 (n-3FA) también han recibido considerable atención en el contexto del apoyo nutricional para las lesiones. En muchos casos, esta atención se relaciona con las propiedades anti-inflamatorias e inmunomoduladoras de n-3FA [93, 94]. Los altos niveles de n-3FA se encuentran en muchos alimentos, es (por ejemplo, la caballa, el salmón). Por lo tanto, la administración de suplementos de aceite de pescado a menudo se promociona para la reducción de la inflamación. La suplementación con n-3FA ciertamente puede ser importante si la inflamación es excesiva o prolongada [93]. Sin embargo, como mencione anteriormente, es de sumo cuidado la utilización de los nutrientes anti-inflamatorios o medicamentos, dada la importancia de la respuesta inflamatoria de la cicatrización de heridas [18-20 de]. Hay evidencia de un tipo de alteración en la cicatrización de la herida con la suplementación con n-3FA [95, 96]. Por lo tanto, una recomendación automática, es decir, recomendarla si o si para todas las lesiones, no parece lo más prudente para la recuperación del atleta.
Otra propiedad potencial de n-3FA que puede tener relevancia para las lesiones resultantes de la inmovilización o la reducción de la actividad ha sido recientemente investigada. Las ratas alimentadas con altas cantidades de aceite de pescado durante la inmovilización de las extremidades posteriores demostraron una menor pérdida de músculo que esas ratas en dietas altas en aceite de maíz [97]. Por otra parte, después de 8 semanas de la administración de suplementos de aceite de pescado, se puedo observar un aumento en la respuesta de MPS, y en la hyperaminoacidaemia e hiperinsulinemia en los dos mayores [98] y los voluntarios más jóvenes [99]. La eficacia del aceite de pescado en este contexto se cree que es debido a cambios en la composición lipídica de la membrana muscular en relación con la señalización intracelular anabólica [de 98-100]. Esta evidencia preliminar sugiere que los suplementos de aceite de pescado podría desempeñar un papel en la mejora de la pérdida de músculo con el desuso muscular (cese de la actividad física). En conjunto, parece que el aceite de pescado alto en (n-3FA) el consumo puede mejorar la pérdida de músculo durante una situación catabólica, no parece ser eficaz para mejorar la hipertrofia muscular. Por otra parte, no se ha establecido la dosis apropiada para nosotros, en humanos, y encima en estado de lesión, por lo tanto, las recomendaciones al por mayor en la administración de suplementos de aceite de pescado durante la inmovilización muscular debe considerarse prematura y la precaución se justifica.
Por otro lado, existe una clara asociación de muchos micronutrientes como el zinc, vitamina C, vitamina A (y otros), con varios aspectos de la curación y la recuperación de la herida de lesiones, incluyendo el desuso muscular. Por ejemplo, la vitamina C se asocia con la síntesis de hidroxiprolina necesaria para la formación de colágeno. Para la mayoría de los micronutrientes de la historia es similar, es decir, las deficiencias se deben evitar, pero la suplementación indiscriminada no creo que se pueda justificar. Tener un estado óptimo de calcio y vitamina D durante la curación de las fracturas es importante para la formación ósea óptima. Por otra parte, existe una asociación entre el bajo nivel de vitamina D con la recuperación y deterioro de la rodilla [102]. Sin embargo, no hay evidencia clara de la necesidad de la ingesta de micronutrientes supranormales durante la recuperación de la lesión [59].
El daño oxidativo es a menudo una preocupación inmediatamente después de una lesión. Se cree que el daño oxidativo es un factor contribuyente para la pérdida de músculo, principalmente mediante el aumento de MPB [103]. Por lo tanto, los compuestos antioxidantes, incluyendo n-3FA, han sido recomendados habitualmente para mejorar la cicatrización y la recuperación [60, 103]. En dosis altas, sí parece haber algún impacto de la suplementación con antioxidantes en la pérdida de masa muscular, sin embargo no se puede asegurar que esas grandes dosis no sean tóxicas a lo largo [103]. Ya que las dosis más bajas que podrían ser mejor toleradas tienden a no ser tan eficaz. En un estudio en humanos, la vitamina C y la suplementación E no pudieron influir en la recuperación de la disfunción muscular después de una cirugía de rodilla [104]. Sin embargo, el estado de vitamina C antes de la suplementación se correlacionó con mejoras en la función muscular. Por lo tanto, en conjunto, estos resultados sugieren que la ingesta de antioxidantes suficiente es importante para la recuperación óptima, pero yo pienso que la suplementación de dicho antioxidantes, si se muestra un estado de nutrientes óptimo inicial es totalmente innecesaria.
Apoyo nutricional para otro tipo lesiones no tan graves
Como dije al principio del artículo, también hablaría de aquellas lesiones menores, ya que no todas las lesiones requieren la inmovilización de la extremidad. Debemos de saber que si el entrenamiento se restringe o se reduce, en vez de un cese total, la pérdida de músculo puede ser menor y las consecuencias metabólicas podrían no ser tan graves. También hay evidencia de que algunas lesiones pueden tener requerimientos nutricionales particulares.
Las lesiones cerebrales traumáticas (TBI) en atletas, están atrayendo y cada vez más, la atención e investigación. En los deportes de contacto, como el rugby y el fútbol americano, estas lesiones son cada vez más comunes. La TBI también son comunes en otros deportes de contacto como en el personal militar. El diagnóstico de TCE está siendo tratado con mucha más seriedad que en épocas anteriores. Por otra parte, el aumento de la conciencia de las consecuencias a largo plazo de la LCT, particularmente si hay incidencias repetitivas, es primordial. Anormalidades cerebrales significativas se registraron en un grupo de jugadores de fútbol americano retirados [105]. Además, en otro estudio, en jugadores de futbol americano ya retirados, mayores de 50 años, con antecedentes repetitivos de TBI demostraron tasas de deterioro cognitivo cinco veces mayor que la de los jubilados sin antecedentes de lesión cerebral traumática [106]. El proceso patogénico que lleva a estos problemas está relacionado con la fase secundaria de la recuperación después de TBI, que incluye procesos como la neuroinflamación, el aumento de los aminoácidos excitatorios, los radicales libres y los desequilibrios iónicos que conducen a un daño oxidativo y daño neuronal [107]. Sin embargo, aún no existen tratamientos aprobados para el tratamiento de TBI o los procesos subyacentes de la LCT para mejorar la recuperación de la lesión cerebral traumática [107]. Por lo tanto, parece claro que una intervención nutricional que podría aliviar las consecuencias de la LCT y mejorar la función cognitiva y neuromuscular sería valioso para los atletas activos y jubilados.
Los tratamientos nutricionales relacionados con el TBI se centran sobre todo en los Antioxidantes y Agentes anti-inflamatorios. Prácticamente la totalidad de la Investigación hasta la fecha se basa en modelos de roedores, por lo que no podemos extrapolar del todo los resultados a humanos. Un estudio demostró que las ratas que comen una dieta suplementada con la curcumina, (o también conocida como cúrcuma longa, yo la consumo de especia) compuesto anti-inflamatorio fuertemente estudiado, habían disminuido los niveles de los factores que se encuentran después del TBI. Estos factores incluyen proteínas oxidadas por ejemplo. Por otra parte, la función cognitiva se mejoró en las ratas que consumieron cúrcuma. Por lo tanto, parece prometedor la evidencia de la eficacia de la curcumina para La recuperación de un LCT.
Las lesiones de tejidos musculares
Existen muchas más lesiones comunes inducidas por el ejercicio físico, como un músculo dañado y otros tejidos blandos. Estas lesiones probablemente no necesariamente necesitan inmovilización de la extremidad, pero si requerirán una reducción en la actividad física debido al dolor de la lesión o a la falta de movilidad etc. Un modelo común que se utiliza para examinar las lesiones musculares es un modelo de ejercicio excéntrico. En este modelo, los voluntarios realizan una serie de la producción de la fuerza excéntrica durante un alargamiento-contraccion. Con este método se podría ver la pérdida de la función muscular [118-121]. Varios métodos han sido utilizados para realizar las contracciones excéntricas, incluyendo el ejercicio de resistencia excéntrico [119]. Muchas investigaciones se han centrado en nutrientes que pueden ser útiles en la recuperación de estas situaciones.
Muchos nutrientes se han demostrado que pueden aliviar los síntomas asociados en estas lesiones. En general, los nutrientes más a menudo asociados con alivio del dolor y el aumento de la recuperación del ejercicio excéntrico incluyen proteínas y aminoácidos, compuestos anti-inflamatorios y antioxidantes. Pero como siempre en este tema, por lo menos hoy en dia, la información disponible no se presta fácilmente a una conclusión sólida para cualquiera de estas contramedidas nutricionales a los efectos deletéreos de la lesión muscular. Por otra parte, no es seguro que este modelo de ejercicio excéntrico es un medio adecuado para evaluar las lesiones de tejidos blandos en los deportistas. Sin embargo, muchos estudios han intentado evaluar las intervenciones nutricionales para mejorar la recuperación después del daño muscular inducido por el ejercicio, y muchas recomendaciones se hacen comúnmente.
Probamente los nutrientes más estudiados en el contexto de las lesiones musculares, o daño muscular son las Proteínas y aminoácidos. Hay estudios que sugieren que la proteína [125] y / o aminoácidos libres [126] puede aliviar algunos de los indicadores de daño muscular. Cualquier impacto positivo en la recuperación puede ser debido al contenido de aminoácidos de cadena ramificada de la proteína [127, 128]. El impacto de la proteína se ha atribuido al aumento de MPS para mejorar la reparación [124]. Sin embargo, los cambios en los índices de daño muscular se producen en el orden de horas [124, 127, 128]. Dado que el volumen de intercambios de proteínas musculares estructurales es bastante lento [26, 129], es difícil aceptar esta atribución. Los resultados variables son probablemente debido a diferentes patrones de suplementación, tipos de ejercicio, y otras consideraciones de diseño [124]. Por lo tanto, estas dificultades hace difícil concluir si la suplementación con aminoácidos mejora la recuperación de una lesión muscular, sobre todo para los atletas lesionados. De hecho, una revisión sistemática reciente sobre proteína y aminoácidos en el alivio de los síntomas de la lesión muscular concluyó que no han dado lugar a reducciones medibles en el daño muscular y la recuperación de la función muscular. [124].
La prestación de antioxidantes y agentes anti-inflamatorios para aliviar los síntomas de daño muscular también ha sido una estrategia popular. Es evidente que, dada la disparidad de los tipos de ejercicio, los patrones de suplementación, y otras cuestiones metodológicas, muy poca información sobre la nutrición para las lesiones musculares se puede extraer de los estudios de daño muscular inducido por el ejercicio. Por lo tanto, no es posible hacer recomendaciones sólidas respecto a las contramedidas nutricionales para el daño muscular inducido en una lesión.
Lo que se debe evitar
Hasta el momento, el foco de la discusión ha sido sobre qué nutrientes consumir. Sin embargo, tengo que tratar también lo que no deberías de hacer, o lo que debes de evitar. Como he mencionado anteriormente, la consideración más obvia es la nutrición para evitar deficiencias de nutrientes. Esta consideración se discutió anteriormente en el contexto de la inactividad y la inmovilización y debe ser una prioridad primordial para la nutrición relacionada con la lesión. Además, el exceso de nutrientes debe ser evitado. El exceso de energía podría conducir a un aumento de la masa grasa, sobre todo si la actividad física se reduce drásticamente. A la luz de la evidencia preliminar para la eficacia del omega 3, hemos discutido en diferentes tipos de lesiones, y como dije, un examen de la dosis óptima seria lo correcto antes de recomendarle al atleta. Ya que, el exceso de consumo de omega 3 podría deprimir la respuesta inflamatoria que conduce a la cicatrización de la herida [95, 96]. Sin embargo, no se han realizado estudios que determinan las dosis adecuadas o excesivas en los seres humanos. Por lo tanto, la precaución se justifica.
Un nutriente obvio que es mejor evitar o al menos ingerir en pequeñas cantidades es el alcohol. El alcohol deteriora la ingestión MPS [132], así como la respuesta de la MPS [133]. Por otra parte, es evidente que perjudica, ya que el alcohol dificulta la cicatrización de la herida, probablemente por la reducción de la respuesta inflamatoria [134], y aumenta la pérdida de masa muscular durante la inmovilización [135].Así que, limitar la ingesta de alcohol hasta en pequeñas cantidades, durante el proceso de lesión y de recuperación del atleta es primordial.
Conclusión y aplicaciones practicas
En resumen, hay mucho todavía por aprender acerca de la mejor estrategia nutricional para mejorar la recuperación de lesiones inducidas por el ejercicio. Hay demandas para la eficacia de muchos nutrientes. Esta bastante claro que una cuidadosa evaluación de la situación de cada paciente debería realizarse. Requisitos de estado y energía nutricionales deben evaluarse en toda la recuperación y la ingesta de nutrientes ajustado en consecuencia. La recuperación de muchas de las lesiones sufridas en el entrenamiento deportivo o competición a menudo requiere un extenso período de inmovilización del miembro (desuso muscular). Tales períodos inducen la pérdida de músculo esquelético y consiguientes disminuciones en la salud metabólica, como la capacidad funcional, en particular durante las primeras etapas (1-2 semanas) de desuso muscular. La extensión de la pérdida de masa muscular durante la lesión influye fuertemente en el nivel y la duración de la rehabilitación requerida. Actualmente, sin embargo, los esfuerzos para intervenir y atenuar la pérdida de músculo durante las dos primeras semanas de la lesión son mínimos. Mecánicamente, la atrofia muscular por desuso se atribuye principalmente a una disminución en la tasa de síntesis de proteína muscular basal y el desarrollo de resistencia anabólica a la ingesta de alimentos. El consumo de proteínas de la dieta es de importancia crítica para estimular las tasas de síntesis de proteína muscular durante todo el día. Dado que el atleta lesionado reduce en gran medida los niveles de actividad física, el mantenimiento de la masa muscular evitando al mismo tiempo las ganancias en la masa grasa puede convertirse en un reto. Sin embargo, la evidencia sugiere que mantener o aumentar la ingesta diaria de proteínas, centrándose en la cantidad, el tipo y el momento de la ingestión de proteínas en la dieta durante todo el día puede restringir la pérdida de masa muscular y la fuerza durante la recuperación de una lesión. Por otra parte, la estimulación eléctrica neuromuscular (TENS) se puede aplicar para producir contracciones musculares involuntarias como apoyo al mantenimiento de la masa muscular del atleta lesionado.
Por otro lado, las deficiencias, en particular de proteínas y micronutrientes, deberían ser evitadas, ya que son las más importantes. El Balance energético es fundamental. La ingesta de proteínas más altas (~ 2 a 2,5 g de proteína / kg BM / día) puede estar justificada, y por lo menos la cantidad absoluta de la ingesta de proteínas deben mantenerse incluso en los casos que el nutricionista deportivo le reduzca la ingesta calórica por la reducción del ejercicio físico, con el miedo de que el atleta gane masa grasa. Aunque no sea nada seguro, debería considerarse el uso de los diferentes nutrientes que comente anteriormente. La leucina, omega 3, cúrcuma o curcumina, y otros han demostrado ser beneficiosos en estudios, pero no tenemos un total de datos como para decir si, 100% te beneficiará, ya que en algunas situaciones especiales, un mayor consumo de estos nutrientes podría ser perjudicial. Por otra parte, si el caso fuese que 100% sean beneficiosos en el estado de lesión, no hay información con respecto a la dosis óptima de estos nutriente. Por lo tanto, se recomienda precaución antes de hacer recomendaciones en establecer dosis altas de estos nutrientes para los atletas lesionados.
La mejor recomendación y primera que deberíamos adoptar un enfoque de “riesgo/beneficio”. Me explico, el uso y la cantidad de cada nutriente deben ser considerados en el contexto de una relación riesgo / beneficio. Incluso si el beneficio no está del todo claro, puede que valga la pena probar, pero siempre y cuando no haya riesgos. De lo contrario, si se cree por alguna razón, que pudiese haber algún riesgo en la recuperación del atleta al tomar ese nutriente, mi opinión es que debería ser evitado. Como siempre, la base de la estrategia nutricional para un deportista lesionado debe ser una dieta equilibrada basada en una dieta de alimentos integrales lo más naturales o completos posible o que están mínimamente procesados [136]. Mientras que este consejo puede considerarse mundano, aburrido respecto a que no tiene mucha ciencia y carente de visión, parece ser, que es el mejor paso a seguir en un estado de lesión, presente el atleta un estado de inmovilización o no lo presente.
Aplicaciones prácticas para ambos tipos de lesiones
- Tener en cuenta que la inmovilización del miembro después de una lesión conduce a la pérdida del tejido muscular y conlleva a la disminución de la capacidad funcional (mayor disminución la 2 primeras semanas)
- Tratamiento con hielo diario (3-4 veces por 20 minutos) desde la semana 1 a la 8
- La Estimulación eléctrica neuromuscular (TENS) ofrece una alternativa aparentemente eficaz para estimular las tasas de proteína muscular con eficacia, lo suficiente para atenuar la pérdida muscular durante la recuperación de una lesión (1 veces por día, durante 30 minutos, a una frecuencia de 100 Hz, pulso: 400; contracción/descanso de: 5s on y 10 s off)
- Caminar diariamente en una piscina 2 veces al día por 30 minutos en las 6 primeras semanas de la inmovilización ha reportado buenos resultados.
- Tratamiento del fisioterapia diario (movimiento pasivo) unas 3 horas al dia totales
- Además se debe proporcionar estímulos a través de ejercicios (especialmente de fuerza) a los grupos musculares NO lesionados. Y así poder reducir el desarrollo de la resistencia anabólica a la ingesta de alimentos.
- La pérdida de masa muscular durante el desuso se atribuye principalmente a una disminución en la tasa de síntesis de proteínas musculares basal y el desarrollo de la resistencia anabólica a la ingesta de proteína.
- Primordial es: Ingesta de proteína diaria 2.5 gramos por kilogramo de peso por dia.
- Cantidad de proteína por comida: entorno a unos 40 gramos por comida, dependiendo de la dosis de Leucina.
- Frecuencia optima de la ingesta de proteína: cada 3 o 4 horas, entorno a unas 5 o 6 comidas diarias.
- De no disponer de suficiente proteína en las comidas, añadir dosis de aminoácidos en forma libre, para enriquecer con Leucina ( 3gramos diarios cada 3 o 4 horas)
- Nutrientes adicionales: HMB (3 gramos diarios) creatina (10 gramos por dia, durante 2 semanas, tras pasadas esas 2 semanas de lesión, 5 gramos por dia, hasta recuperar el atleta, aceite de pescado (4 gramos por dia)
- Carácter de la dieta: equilibrada, basada en una dieta de alimentos completos, e integrales derivados de lo natural (no enriquecidos en tal, o en cual), es decir, lo menos industrializados posible. Por ejemplo, carne, pescado, verdura, semillas, frutas, etc)
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