Muchos deportistas prefieren entrenar con música. Esto no resulta sorprendente, dado que la música retrasa la fatiga y reduce el dolor, hechos que se conocen desde Aristóteles. Pero en 2001, el endocrinólogo japonés Hajime Fukui publicó los resultados de un estudio que podría hacerte pensar que existe otra cara de la moneda en lo que respecta a entrenar con música. Fukui descubrió que la música reduce los niveles de testosterona, al menos en los hombres.

Fukui, quien trabaja en la Universidad Educativa Nara, realizó un experimento con setenta estudiantes de 19-25 años de edad. La mitad de los estudiantes eran mujeres, y la otra mitad eran hombres. Fukui hizo que todos ellos escucharan música durante 30 minutos.

Diez estudiantes escucharon por la tarde su música personal favorita, diez escucharon cantatas de los monjes gregorianos, diez a música que era popular en ese momento, diez a la Sonata en Re Mayor K. 448 de Mozart, diez escucharon jazz y otros veinte no escucharon ningún tipo de música. Cada grupo estaba formado por un número igual de hombres y mujeres.

Fukui tomó una muestra de saliva de cada uno de los sujetos antes y después de que escucharan la música, y registró la concentración de testosterona en la saliva. Se descubrió que escuchar música elevaba la concentración de testosterona en las mujeres (primera gráfica), pero la reducía en los hombres (segunda gráfica). La concentración de testosterona en la saliva proporciona una indicación de la concentración de testosterona en la sangre.

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Fukui interpreta sus resultados desde la perspectiva de la teoría evolutiva. Piensa que los humanos inventaron la música para hacer más fácil la convivencia y la colaboración entre grupos. Los altos niveles de testosterona en los hombres, que son acompañados de agresividad y un impulso sexual más o menos continuo, son un impedimento para esto, y la música ayuda.

Fukui no examinó los efectos de la música sobre los hombres o mujeres que entrenan. Pero si estos reaccionan de la misma forma que los sujetos de este estudio, entonces los deportistas naturales varones podrían estar reduciendo su progreso al entrenar con música.

Entre las mujeres, el efecto potenciador de la testosterona fue más notable entre aquellas que escucharon la música de su elección.

Entre los hombres, escuchar su propia selección de música fue lo que más redujo sus niveles de testosterona. La reducción más baja fue con la música Gregoriana, quizás no el acompañamiento que escogerías para tu sesión de pesas. Pero puedes probar…


Fuente del estudio: Ann N Y Acad Sci. 2001 Jun; 930:448-51.