Los mamíferos poseemos un medio único de generar calor por medio del metabolismo generado en el tejido adiposo marrón o grasa parda. Los adipocitos que contienen esta grasa contienen una mayor población mitocondrial y expresan el gen que codifica una proteína denominada termogenina. Esta proteína estimula la oxidación mitocondrial, y como consecuencia de ello la producción de calor, proceso que se denomina termogenia sin escalofrío.  En presencia de termogenina la oxidación y formación de protones aumenta, aunque con niveles reducidos de síntesis de ATP, y esto se consigue aumentando la permeabilidad de la membrana mitocondrial a los protones, de manera la oxidación de metabolitos en la respiración mitocondrial y los protones que ello genera, no se destina a la síntesis de ATP sino que se disipa como calor. Antes se pensaba que el ser humano no poseía grasa parda, pero se ha demostrado que este tejido está presente hasta en el 8% de los adultos a nivel supraclavicular, cervical, en mediastino, suprarrenal y paravertebral. También se ha encontrado grasa parda en el tejido muscular. La lipólisis de la grasa parda es inducida por frío, y el control de sus depósitos parece depender del sistema nervioso simpático. Si la exposición continua al frío hace aumentar los depósitos de grasa parda segun dicho estudio, igual que resaltan el posible papel de esta grasa en el desarrollo de la obesidad.
Conociendo estos aspectos fisiológicos nos es más fácil entender cómo se consigue nadar 40 minutos en aguas a 4ºC, por poner un ejemplo.