La acrilamida es una sustancia cancerígena que se forma por la cocción de alimentos a altas temperaturas, como freir, asar u hornear.

Ya lo sabías, pero la FDA te lo confirma: alimentos fritos contienen sustancias cancerígenas.

Aunque los alimentos grasosos son populares, si lo que buscas es llevar una dieta saludable siempre es algo que se debe consumir al mínimo, sin embargo, no sólo es el contenido, sino cómo lo cocinas. Por ejemplo, los alimentos cocinados a altas temperaturas pueden resultar perjudiciales para la salud, especialmente aquellos que son fritos o asados, pues continen una sustancia presente en el humo del tabaco.

La Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) advirtió que ciertos alimentos fritos o asados pueden contener una sustancia cancerígena conocida como acrilamida, que se forma en algunos alimentos durante los procesos de cocción a altas temperaturas, por ejemplo en las frituras, los asados u horneados.

La FDA publicó en su página web un documento donde recomienda una serie de estrategias prácticas dirigidas a los productores y fabricantes, para que minimicen la presencia de esta sustancia en los alimentos.

La existencia de esta sustancia no es un dato nuevo, ya se conocía su uso en los plásticos y otros productos industriales como cosméticos, pero no se había descubierto su presencia en alimentos hasta 2002, año desde el cual la FDA ha investigado sus efectos sobre la salud y las medidas estratégicas que pueden reducir su consumo.

La FDA reportó que la acrilamida causó cáncer en los animales sobre los que se llevaron investigaciones hace tres años, lo que los llevó a realizar estudios adicionales y clasificar este compuesto como riesgoso para la salud humana. Sin embargo, la FDA no desalienta su consumo, pero recomendó a los consumidores adoptar una dieta saludable y recomendó otros métodos de cocción como hervir o cocinas al vapor, pues estos no forman la sustancia cancerígena.

La acrilamida se forma a partir de azúcares y de un aminoácido que se encuentran de forma natural en los alimentos, pero también se encuentra, aunque en bajas concentraciones, en productos como los lácteos, la carne y el pescado.

Aunque se han desarrollado diferentes métodos para el control de este compuesto, no existe hasta el momento, ningún método que pueda reducir la presencia de sus niveles en todos los alimentos.