Beber alcohol tras un entrenamiento pesado retrasa la recuperación de la fuerza muscular y reduce el estímulo de crecimiento tras una sesión de entrenamiento.

Científicos deportivos de la universidad neozelandesa de Massey estudiaron el efecto del alcohol en la recuperación post-entrenamiento.

“Muchos deportistas, particularmente aquellos involucrados en deportes de equipo, ingieren de manera regular alcohol (etanol) en las horas siguientes al entrenamiento o la competición como una forma de celebración, socialización o por compromiso con los patrocinadores.”

Es posible estudiar los efectos del entrenamiento con pesas sometiendo a los sujetos de prueba al “entrenamiento negativo”: pueden bajar la barra ellos mismos, pero deberán subirla de nuevo arriba con la ayuda de un compañero. De esta forma los deportistas pueden entrenar con pesos que no serían capaces de levantar por sí mismos. El efecto producido por el consumo de alcohol tras esta clase de entrenamiento excéntrico no se había estudiado antes.

Los sujetos del experimento realizaron tres series de cien repeticiones en una máquina de extensión de pierna. Los investigadores animaron a los sujetos –hombres jóvenes y sanos con una edad media de 23 años, que entrenaban y tomaban alcohol regularmente- a ejercer toda la resistencia posible en la fase excéntrica de cada repetición. Después del entrenamiento a un grupo se le dio a beber zumo de naranja y al otro vodka con naranja. El grupo del vodka consumió unos 18 gramos de alcohol, el equivalente a ocho vasos de vino o cerveza.

El gráfico inferior muestra la recuperación de cada grupo tras el entrenamiento (OJ: grupo del zumo de naranja, ALC= grupo del alcohol).

En tres momentos diferentes tras el entrenamiento los investigadores midieron la fuerza máxima. En el grupo del zumo de naranja fue un 12, 28 y 19% más bajo que antes del entrenamiento excéntrico. En el grupo del vodka fue un 34, 40 y 34% menor.

La toma de alcohol no tuvo efecto en la concentración en sangre de la enzima creatina quinasa, un indicador del daño muscular. Tampoco provocó un mayor dolor muscular.

Los investigadores piensan que el alcohol afecta a los nervios que estimulan el crecimiento muscular tras la sesión de pesas. Sospechan además que el alcohol inhibe la producción de citocinas, que son empleadas por el sistema inmune para restaurar el tejido dañado tras el ejercicio. Los científicos moleculares tienen otro punto de vista. Piensan que el alcohol inhibe la fijación del fósforo (que proporciona energía) a las moléculas que producen la señal anabólica en las células musculares.

“Nuestras observaciones sugieren que hay que recomendar a los participantes en deportes evitar el consumo de alcohol en el período siguiente al evento si se persigue una recuperación óptima”.
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