La psicofisiología es una rama de la ciencia que se ha especializado en analizar aquellos factores psicológicos que influyen de manera directa en el organismo del deportista, aumentando o disminuyendo su rendimiento. Entre las investigaciones que se han realizando dentro de este ámbito, podemos encontrar especialmente interesante el estudio del efecto de la música en nuestro cuerpo cuando estamos entrenando. Estos estudios, durante muchos años se han centrado en analizar el papel de la música durante el entrenamiento cardiovascular (de resistencia), sin embargo, en los últimos años, ya podemos encontrar referencias bibliográficas que nos hablan de este efecto mientras realizamos ejercicio anaeróbico (por ejemplo, cuando hacemos ejercicios de musculación).

 

En este artículo intentaremos exponeros de forma clara todos los efectos que tiene la música durante el entrenamiento, ya sea más de tipo aeróbico o anaeróbico, teniendo en cuenta qué tipo de música va a producir los beneficios que buscamos y teniendo en cuenta también, a la hora de escoger la música, los intereses personales y preferencias de cada persona, pues una misma canción puede producir un efecto en una persona y otro muy distinto en otra. Para resolver estas dudas, también incluiremos en el artículo un apartado en el que os aconsejaremos a la hora de diseñar vuestra playlist para realizar ejercicio.

Musica y deporte

Música en el ejercicio aeróbico

Se han realizado diversos estudios bajo la hipótesis de que la música mejora el rendimiento del deportista cuando realiza entrenamientos de tipo aeróbico (1). Dividiendo este tipo de ejercicio en intensidades (baja, moderada y alta), existe controversia en la literatura científica sobre el efecto de la música en intensidades media y alta, aunque sí se ha llegado a la conclusión de que escuchar música permite una prolongación del tiempo que estamos realizando ejercicio, es decir, retrasa la fatiga. Podemos explicar este hecho a través de la teoría de la atención restringida (Hernández-Peon et al, 1961), que nos dice que nuestro cerebro tiene un límite en la cantidad de información que puede procesar al mismo tiempo, de manera que la música es una información añadida que va a procesar nuestro cerebro y, por tanto, va a hacer que éste no pueda procesar la información procedente de nuestros músculos y nuestro sistema cardiovascular, es decir, no procesa que el cuerpo está entrando en estado de fatiga.

¿Nos interesa ésto?  principalmente depende del nivel que tengamos en nuestro deporte, es decir, para personas con un nivel inicial que realizan entrenamiento sin una intensidad muy alta, evidentemente sí les viene bien “engañar” a su cerebro en cuanto al nivel de fatiga se refiere, ya que nunca van a llegar a niveles extremos de fatiga que les lleve a complicaciones mayores, sin embargo, a los atletas profesionales o de un nivel superior no les interesa, puesto que ellos saben y deben percibir su fatiga para poder controlar así su actividad, de hecho, para este tipo de atletas, incluso podría suponer un peligro entrenar con música, puesto que seguramente realizarán entrenamientos muy duros y, si no perciben su fatiga, que les avisa que deben disminuir la intensidad, puede que sufran desmayos o pérdidas de consciencia pasajeras por deshidratación, bajadas de azúcar o causas similares. Como todos sabemos, otra circunstancia en la que está totalmente prohibido el uso de la música en este tipo de ejercicios es cuando los realizamos en zonas en las que pasen coche, primando en tal caso nuestra seguridad a nuestro rendimiento. En cualquier caso, este efecto retrasador de la fatiga es mucho más notable cuando realizamos ejercicios de intensidades bajas, y menos con ejercicios de intensidades moderada-alta.

Ya tenemos el efecto principal de la música sobre el ejercicio aeróbico, la siguiente pregunta es qué tipo de música va a surtir el efecto deseado y, para ello nos debemos fijar en el tempo (ritmo, velocidad de la música) de la música, siendo la relación simple, a un tempo más lento, más disminuirán nuestra frecuencia cardíaca (y por tanto, nuestra fatiga) y a un tempo más rápido ocurre lo contrario. Por ejemplo, en una investigación que se realizó con música electrónica con tempo muy rápido, no pudieron observar dicha disminución de la frecuencia cardíaca y, por tanto, concluyeron que la música electrónica no tiene este efecto enmascarador de la fatiga (2). Este razonamiento nos lleva al razonamiento de que la música nos puede ayudar a ajustar nuestras pulsaciones a los requerimientos de entrenamiento (según queramos entrenar capacidades anaeróbicas como el aclaramiento de lactato o aumentar nuestro umbral anaeróbico, o capacidades aeróbicas).

Música en el ejercicio anaeróbico

Como hemos dicho antes, las investigaciones que estudian el efecto de la música en este tipo de ejercicios son más recientes y menos numerosas (3). En este tipo de ejercicios, la frecuencia cardíaca pierde importancia a la hora de medir la intensidad del ejercicio, por tanto no va a resultar tan interesante como antes esa capacidad de la música de enmascarar nuestra fatiga central. Ahora vamos a analizar cómo afecta la música en el ejercicio anaeróbico realizado en tres condiciones distintas: con música lenta, rápida y sin música.

A nivel psicológico, muchos estudios han demostrado que la utilización de la música con tempo rápido en el calentamiento antes de realizar un ejercicio anaeróbico provoca una incremento de la activación y la motivación del deportista, la música con tempo lento produce el efecto contrario. Como sabemos, tanto para la activación como para la motivación, existen unos valores óptimos en los que se consigue el mayor rendimiento del deportista y, que estando por encima o por debajo de estos valores, el rendimiento disminuirá. Por tanto, podemos utilizar la música para aumentar o disminuir nuestra motivación y activación en función de si nos encontramos demasiado relajados o excitados.

A nivel fisiológico, en cambio, todos los estudios están de acuerdo en que no se producen cambios significativos con la utilización o no de música, ya sea de tempo lento o rápido. Los valores que se han medido principalmente para obtener estos valores son el nivel de lactato en sangre, así como la frecuencia cardiaca. Es decir, a nivel fisiológico, la música no es capaz de aumentar ni disminuir nuestro rendimiento en este tipo de ejercicios.

Música

En conclusión, aunque la música no va a mejorar nuestro rendimiento a nivel psicólogico, sí que nos permite mejorar nuestras condiciones psicológicas para obtener el máximo rendimiento, por lo que podemos aconsejar el uso de la música para estos ejercicios.

Fuentes:

  1. Knight, A., Whitehead, J. (2012). Music and exercise: ¿Does creating an expectancy of enjoyment increase reported enjoyment?. Pamukkale Journal of Sport Sciences.
  2. Smirmaul, B.P.C., Dantas, J.L., Fontes, E.B., Moraes, A.C. (2011). Efeitos da música eletrônica nos sistemas neuromuscular, cardiovascular e parâmetros psicofisiológicos durante teste incremental exaustivo. Motricidade.
  3. Atan, T. (2013). Effect of music on anaerobic exercise performance. Biology of Sport.