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Entender cómo influye el cese del entrenamiento sobre el rendimiento muscular es interesante para fisiólogos del ejercicio y entrenadores deportivos. Los efectos del cese del entrenamiento sobre la fuerza máxima son evidentes a partir de la tercera semana de inactividad y su magnitud aumenta en función del tiempo. Inicialmente son los factores centrales (reclutamiento de unidades motoras y sincronización; frecuencia de disparo y coordinación intramuscular) los responsables del descenso del rendimiento, y después de las primeras semanas los protagonistas serán los factores periféricos. Por otra parte, los efectos del cese del entrenamiento sobre la potencia muscular son menores que los observados para la fuerza máxima, especialmente a partir de las 16 semanas de inactividad. El % de fibras IIx disminuye después de 3 meses del cese del entrenamiento. En relación a la fuerza submáxima o fuerza resistencia, los efectos de la inactividad son más marcados que para la fuerza máxima o potencia muscular. Los factores relacionados con esta disminución del rendimiento se asocian al transporte de oxígeno y producción de energía, además de los factores centrales y morfológicos comentados con anterioridad. Hay que tener en cuenta que una vez cesa el entrenamiento disminuye muy rápidamente el volumen plasmático (que había aumentado como adaptación al entrenamiento) y esto provoca un descenso del gasto cardiaco. Además, la actividad de enzimas oxidativas (citrato sintasa, succinato deshidrogenada, malato deshidrogenasa) disminuye muy rápidamente, lo que contribuye junto con el descenso del gasto cardiaco a la disminución del transporte de oxígeno, producción aeróbica de energía y fuerza submáxima. Por último señalar que todos los efectos fisiológicos asociados al cese del entrenamiento son mucho más marcados por encima de los 65 años. Si estáis interesados en este tema os recomiendo un meta-análisis recientemente publicado (Bosquet y col, 2013; Scand J Med Sci Sports  24-ene