Este es un articulo no solo dirigido al alto rendimiento, si no a toda persona que le importe su salud. La cantidad de estudios observacionales sobre los alimentos y su relación con diferentes enfermedades ha llegado ser inmensa. Incluso el número de revisiones sistemáticas sobre el tema, que aglutinan gran cantidad de estudios individuales, es ya muy elevado. Así que es de agradecer que alguien se preocupe de vez en cuando por reunir y actualizar toda esa información.

Es lo que han hecho científicos franceses en la que podría considerarse «la revisión de las revisiones» o «la madre de todas las revisiones»,  «Associations between food and beverage groups and major diet-related chronic diseases: an exhaustive review of pooled/meta-analyses and systematic reviews«. Estos abnegados investigadores han recopilado todos los metaanálisis y revisiones sistemáticas existentes – ¡más de 300! – sobre los grupos de alimentos habituales, con el objetivo de aportar una visión agrupada de todas sus conclusiones.

Una vez finalizado el análisis, para conseguir transmitir sus resultados de forma didáctica, han incluido la cuantificación y representación en forma de gráficos tipo «radar», que pretenden resumir visualmente toda esta ingente cantidad de información de forma bastante clara y sencilla. Esta representación permite apreciar de un vistazo hacia dónde se inclinan los resultados de todas estas revisiones, para cada enfermedad y para cada grupo de alimentos.

Por ejemplo, este sería uno de los gráficos que incluye, el que aglutina los resultados respecto a la relación entre dichos grupos de alimentos y el sumatorio de «enfermedades crónicas» habituales (cardiovascular, cáncer, obesidad y diabetes):

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El gráfico tiene tres líneas: una verde que representa el porcentaje de estudios que encuentran una asociación inversa entre el mayor consumo de cada tipo de alimento y las enfermedades (es decir, un menor riesgo de sufrirlas), una roja con el porcentaje de estudios que encuentra una asociación positiva con las enfermedades (mayor riesgo) y una amarilla con los resultados neutros (sin asociación).

Por lo tanto, si la línea verde está muy alejada del centro al cruzar el eje de un grupo de alimentos, significa que la mayor parte de los estudios concluyen que su consumo se asocia a un menor riesgo de enfermedad. Cuanto más alejada esté del centro, más estudios habrá de ese tipo. Si, en cambio, es la línea roja la que está más alejada del centro al cruzar el eje del alimento, significa que su mayor consumo se asocia a un aumento del riesgo. Y si es la amarilla la más alejada, es por que los estudios mayoritariamente no encuentran ninguna relación.

Así que en el caso de la figura superior, los frutos secos, las legumbres, los cereales integrales y los vegetales son los grupos asociados mayoritariamente a un menor riesgo (la línea verde es la más alejada del centro al cruzarse con sus respectivos ejes ). La carne roja es la que tiene mayoritariamente resultados asociados con un riesgo mayor (la línea roja es la más alejada del centro). Y en el resto de alimentos, en general no se ha podido encontrar relación (línea amarilla es la más alejada del centro). Evidentemente, no solo es interesante analizar cuál es la línea más alejada, también les animo a estudiar cual es la posición de las otras dos.

Pues bien, ha llegado el momento de conocer los resultados de la correlación de cada grupo de alimentos con cada una de las enfermedades o patologías individuales, empezando por la obesidad. Son unos resultados más significativos e interesantes que el sumatorio de todas ellas. Recuerde, el verde representa menor riesgo, el rojo (discontinuo) mayor riesgo y el amarillo (discontinuo) sin asociación:

 

 

Obesidad
2

 

Enfermedad cardiovascular
3

Diabetes tipo 2

4

Cáncer

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Si los gráficos no los entendéis y podéis ver los datos en una tabla, el estudio también incluye la siguiente, que resume todos los resultados:
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Les recuerdo que aunque hablamos de revisiones sistemáticas y metaanálisis, se basan en estudios observacionales, así que hay que tener precaución a la hora de hacer interpretaciones de causalidad.

También dejar claro un aspecto, esto solo es una relación, ya que en dichas enfermedades o síndromes metabólicos hay un factor muy importante que es el sedentarismo. Por ejemplo,

El estrés es uno de los mayores impulsores de las enfermedades, puesto que la liberación del ACTH es capaz de inhibir el sistema inmune. Pero al igual que demasiado ejercicio físico, ya sabeis que hace el efecto inverso, debilita el sistema inmune lo que nos hace enfermar, todo atleta sabe d esta situación y intenta a toda costa reducirla.

Cada día billones de células mueren, al mismo tiempo que otros billones  se reproducen. Cada tres días el sistema digestivo renueva sus células; cada siete días las células de actina se renuevan, y cada catorce días las de miosina; cada treinta días se renuevan las células del miocardio.  Pero ante la existencia de estrés, todo el proceso de renovación celular se bloquea debido a  que el sistema inmune se inhibe a causa de la liberación de la ACTH (hormona del estrés).

La ACTH apaga el sistema inmunitario. Por ello, en la presencia de estrés, una persona pierde muchas células,  mermando su calidad de vida de una manera muy importante. En otras palabras, se detiene  el crecimiento del cuerpo. Al mismo tiempo, con la inhibición del sistema inmunitario, la energía del cuerpo se debilita de manera sustancial, lo que facilita que los virus  actúen con mayor facilidad.

La clave de nuestra buena salud es el ejercicio físico. El ejercicio físico es capaz de proporcionar una gran cantidad de estímulos que incitan a nuestro cuerpo a reaccionar de manera positiva de cara a cualquier anomalía, y que pueden ser claves en la defensa del organismo frente a una enfermedad más importante.   Y no me canso de decir que la práctica de actividad física nos proporciona una gran liberación de neurotransmisores que se encargan de inhibir el cortisol (hormona del estrés), además de estimular otros neurotransmisores que nos ayudan a tener tranquilidad, alegría y más ganas de hacer ejercicio y de movernos; estos neurotransmisores también pueden ser estimulados  por vía del pensamiento positivo y de la buena energía. La química del cerebro puede ser alterada por el pensamiento, tanto positivo como negativo y, cuando ello ocurre, experimentaremos las mismas sensaciones emocionales que nos son proporcionadas cuando hacemos ejercicio  o cuando estamos enfadados, deprimidos o desanimados. Pero bueno , esto es otro tema que hablaremos en otro articulo. Lo que quiero decir, que una mala alimentación y una falta de ejercicio físico seria la peor combinación de todas.

«Ejercicio es medicina»