El artículo que se publico en BMC Biology «Q&A: Toxic effects of sugar: should we be afraid of fructose?» Ha sido escrito por Luc Tappy, un bioquímico del Departamento de fisiología, endocrinología, diabetes y metabolismo de  la facultad de biología y medicina de la Universidad de Lausanne (Suiza), que es la referencia mundial en investigación sobre la fructosa. Es una pena que al haberse escrito en inglés, no estará accesible para aquellos que no se defiendan en el idioma de Sheakespeare.

Está redactado en forma de preguntas y respuestas e incluye con cuestiones tan apasionantes como estas:

  • ¿Puede la fructosa estar fomentando la obesidad?
  • ¿Y ser la responsable de la resistencia a la insulina?
  • ¿Cuánta fructosa hay que ingerir para notar efectos adversos?
  • ¿Con la evidencia disponible, es momento de tomar medidas de salud pública?

Recomiendo su lectura en este enlace. Para quien no domine el inglés, a continuación incluyo una traducción libre de las conclusiones finales:

«Hay causas claras para una preocupación inmediata por los potenciales efectos de la elevada ingesta de fructosa, en pacientes con desórdenes metabólicos y en sujetos con riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas debido al sobrepeso o a la baja actividad física. Dado el significativo consumo de fructosa en nuestra dieta, principalmente mediante refrescos azucarados, aperitivos dulces y productos de cereales con azúcares añadidos, y el hecho de que la fructosa en un nutriente totalmente prescindible, parece que debería limiarse el consumo de azúcar en cualquier programa de pérdida de peso y en individuos con alto riesgo de desarrolalr enfermedades metabólicas. No hay evidencia, sin embargo, que la fructosa sea la única responsable, ni el principal factor en el desarrollo de estas enfermedades, ni tampoco que sea dañina para todo el mundo, y las iniciativas públicas deberían por lo tanto centrarse en la promoción de un estilo de vida saludable en general, reduciendo el azúcar y las grasas saturadas y consumiendo más alimentos integrales, frutas frescas y vegetales, sin centrarse exclusivamente en la reducción de azúcar.»