Introducción

Es bien sabido en el ámbito atlético, que hacer ejercicio físico de manera extenuante cerca de la hora en la que dormimos, podría dificultar el inicio del sueño, sobre todo cuando practicamos ejercicio de esfuerzos sub-máximos (harterofilia por ejemplo) que requieren demasiada activación del SNC (sistema nervioso central) se postula que podría alterar la homeostasis del nuestro cuerpo. La homeostasis es un proceso natural en nuestro cuerpo que regula el ambiente interno para mantener nuestros sistemas funcionando bien. El cuerpo conserva las condiciones de equilibrio o rangos de punto de ajuste que nos protegen de cualquier daño mediante el uso de los recursos naturales desde el interior. La homeostasis controla la mayor parte de nuestros mecanismos corporales tales como el ritmo cardíaco, la temperatura y los niveles de glucosa a través de los sistemas nervioso y endocrino para corregir los rangos que se alteren. Sin embargo no muchos estudios han demostrado que el ejercicio antes de dormir tiene un efecto negativo en el inicio del sueño. Pero hay que destacar que en dichos estudios, sólo se observarón un nivel moderado de excitación fisiológica (es decir, el ejercicio que realizarón en dicho estudio pudo ser de no tan elevada intensidad, como en el que hace muchos atletas) la etiqueta de “ejercicio intenso” puede hacer referencia a una gran variedad de entrenamientos, por lo que no es fácil saber con certeza cuanto afecta esa modalidad de ejercicio a la calidad de sueño nocturno, por lo tanto, no está claro si una magnitud mayor de excitación fisiológica presente en la hora de acostarse podría interrumpir el inicio del sueño.

Estudio

Recientemente se han publicado los resultados de un estudio the Journal of Sports Medicine and Physical Fitness 2016 May;56 cuyo objetivo fue investigar si la calidad de sueño nocturno era afectada por una actividad física fatigante (PA) realizada a primera o última hora de la tarde.

Método

Participaron 9 varones de (18 a 38 años) que realizaron sesiones de actividad física fatigante durante 3 días consecutivos (de lunes a miércoles) durante 2 semanas. Una semana la PA se realizó a las 17:00 h y la otra a las 21 h. En una semana control, los sujetos no realizaron actividad física. Las sesiones de ejercicio PA consistieron en varias series de 20 m de carrera de alta intensidad. El sueño fue valorado por registros actigráficos obtenidos durante los 3 días de la semana, en las tres semanas de estudio. Se evaluó la percepción de calidad de sueño mediante encuesta de la Fundación del Sueño. También se registraron la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal.

Resultados

Los resultados mostraron que en comparación con la semana control, las sesiones de ejercicio se asociaron a aumentos de la frecuencia cardiaca en cama, recuperando los valores después de la noche. No hubo diferencias significativas en la temperatura corporal entre condiciones. Los registros actigráficos no revelaron diferencias entre las noches en las que se hizo ejercicio respecto a las noches control. Sin embargo, la percepción de la calidad del sueño de los sujetos, fué negativamente afectada por la realización de actividad física.

Conclusión

En mi opinión,  en este estudio, se muestra unos resultados no pueden extrapolarse a cualquier modalidad de ejercicio ni sacar una conclusión sobre el tema, ya que los resultados del estudio son completamente dependientes del ejercicio físico a realizar. Por ejemplo,  ejercicios de intensidad submáxima, o ejercicios intermitentes de muy alta intensidad. No obstante, podemos ver como es un tema que sigue en estudio, ya que se requieren de mas datos e investigaciones para asegurar algo con certeza. 

Según explica Antonio Vela, neurofisiólogo y presidente de la Fundación Sueño Vigilia, ” dormir poco produce incluso efectos similares a los del envejecimiento”

 

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